Cuantas veces ayudé desinteresadamente a mis cercanos y conocidos, en ese momento agradecí su confianza y poder ofrecerles consuelo, contención, soluciones a sus situaciones personales, no me arrepiento. Sin embargo la vida te enseña que el ser humano tiene una moneda de cambio emocional muy interesante como respuesta a la preocupación que nace por otro y es que si no te pidieron opinión o si lo hicieron y te cuentan sus preocupaciones, problemas internos muchas veces solo se están desahogando y cuando te cuentan sus secretos, ojo, cuidado, no solo puedes meter la pata por querer ayudar y apoyar, sino que te convertirás en su basurero, por ende un basurero luego ya no es alguien importante, menos un amigo y si hablas, no en todos los casos, les recuerdas a esa persona triste o perturbada que ya no son porque botaron toda la basura en ti para luego arreglar sus problemas, te usaron de trampolín emergente para decir, esto fue un error, ahora ya estoy bien, no necesito de fulana o fulano.
