Mandalas, cómo hacer un Mandala.

MANDALAS   por Masami Saionji 
  EL PRINCIPIO DETRAS DE NUESTRA PRÁCTICA DE ESCRIBIR MANDALAS
El universo esta constantemente evolucionando y desarrollándose, y  la fuente universal esta constantemente irradiando su energía infinita a todos lados. Sin embargo esta energía universal no   puede manifestarse en el plano físico,  tal como es. Para hacerlo debe primero combinarse con energía fisica. Es por ello que la engría universal quiere hacer contacto con vehículos físicos o instrumentos, que puedan fundirse con ella y darle expresión en el mundo de la creación.
 Estos instrumentos pueden ser los cuerpos físicos, la voz, algunas estructuras, Ho formas, la tierra, el agua, o cualquier cosa que tenga vida. La energía universal divina, puede manifestarse a través de toda clase de instrumentos que estén disponibles. Las posibilidades son ilimitadas. Cada vehículo tiene su resonancia única. La oración tiene su resonancia, la tierra tiene su resonancia, nuestros elementos físicos tienen su resonancia. Cuando tienes conciencia de esto, tú puedes crear tu propia sustancia, tu propio instrumento para conectarte   con la ley universal. 
  De hecho, las formas de manifestar la ley universal son ilimitadas, no hay reglas fijas. La ley universal nunca dice.:" tu debes comunicarte conmigo a través del In (mudra), o a través de los Mandalas, etc. --------y este es el único método”.  Cada uno es capaz de crear su propia forma de conectarse con la divina ley universal

PORQUE HACEMOS LOS MANDALAS En este momento sin embargo,  muchas de las personas no saben con claridad como crear su método personal de conexión con esta energía. Hasta que esto sea posible, estamos invitando a quienes lo deseen,  a probar nuestros métodos.
Por supuesto que es importante que estos métodos te hablen al corazón,   te señalen en una dirección a la que tú ya estas apuntando, y deseando alcanzar, que te suenen familiares, como si ya los conocieras., o que te atraigan por ser nuevos. De la forma que sea, lo que importa es que copiando métodos de otros, tu sientas que ello te enriquece,  que te eleva, que te permite manifestar tus maravillosos talentos. 
  Nosotros hemos experimentado, a través de nuestra ininterrumpida practica del In y de los mandalas, de La Oración por la Paz en el Mundo, distintos grados de comunicación con la ley universal. A través de nuestra practica personal hemos entendido como crear en nosotros un vehículo adecuado para permitir la expresión de la energía universal. Crear Mandalas es uno de estos métodos Cada persona es diferente. Cada situación es diferente. No hay formas fijas, ya que el universo no es fijo. Los Mandalas son una de las formas  de conectarse con la ley universal.
  Los Mandalas que estamos haciendo en este momento  son redondos, formados con círculos concéntricos  y se completan con brillantes y hermosas palabras que son capaces de fundirse con la energía fundamental del universo. Por ejemplo podemos escribir: infinita armonía, infinita paz,  infinita luz.
  Cuando creamos un manadala usando palabras de luz, nos estamos creando a nosotros mismos, nos estamos sumergiendo en las cualidades que mas queremos para nosotros. Estamos atrayendo hacia nosotros esas cualidades, las estamos instalando en nuestra conciencia, en nuestro cuerpo, y el la atmósfera que estamos proyectando.
  Puedes atraer hacia ti, desde adentro de ti mismo, desde el ilimitado universo, cualquier cualidad  que desees. Y proyectarla en tu psicología y en tu vida. 
 También escribimos mandalas de gratitud a la naturaleza...Esto nos ofrece una increíble forma de honrar  los doce aspectos de la naturaleza.: la tierra, los océanos, las montañas, los minerales,
las plantas, los animales, el cuerpo físico, los alimentos, el aire, el sol y los fenómenos celestiales (la lluvia, la nieve, los movimientos de las estrellas, etc).
  La palabras son fuente de poder y energía. Las palabras de gratitud son especialmente  poderosas, porque la gratitud es la luz misma. La luz de la gratitud pude refrescar  y vigorizar  aquello que se ha debilitado,   y curar toda clase de sufrimiento. Los Mandalas de gratitud a la naturaleza envían esta clase de energía a la tierra.
Mandalas del Dios Universal


Hay dos tipos de Mandalas del Dios Universal. Uno de ellos expresa la divinidad del individuo que esta escribiendo el mandala....WARE SOKU KAMI NARI. (YO SOY UN SER DIVINO).  El otro tipo expresa la divinidad de la humanidad toda......JINRUI SOKU KAMI NARI.   (
LA HUMANIDAD ES UN SER DIVINO)
  Para comenzar a realizar un de estos Mandalas es necesario registrar un rayo de luz de energía universal en el centro del mandala, y esto lo realiza alguien que ya ha terminado estos Mandalas.
  Cuando escribimos un mandala del Dios universal, la energía original y mística del universo fluye a través de nuestro ser, y nos hace reconectar con nuestro mundo original. Este mandala armoniza y reajusta la actividad de nuestros genes y enfoca nuestra conciencia en el centro de nuestra existencia. Cuando nos centramos en nuestra existencia misma,   toda confusión y lucha naturalmente desaparece,  permitiéndonos sentir que somos  originalmente uno con el universo. Esto nos permite avanzar por nuestro camino personal, decididamente.
  Si deseas escribir uno de estos dos mandalas, por favor ponte en contacto con alguien que pueda  inscribir la luz en el centro de tus Mandalas.
LEER SOBRE MANDALAS, VER HERMOSOS MADALAS CREADOS POR OTROS no pueden darte la experiencia de crear uno. Si tú  deseas escribir un mandala, quiere decir  que tu mandala esta esperando ser escrito
Muchas veces un amigo, un terapeuta, un médico o un psicólogo nos recomienda colorear mandalas para superar ciertos problemas de ansiedad, estrés o depresión o, simplemente, para mejorar nuestra capacidad de concentración. El problema es que no suelen decirnos cómo hay que colorearlos ni nos explican la mejor manera de sacar provecho de esa experiencia.
Aquí voy a dar unos cuantos consejos, basados sobre todo en la experiencia personal, para poder hacer un seguimiento de nuestra propia evolución.


1. Elección del mandala.
Seamos un poco viscerales. Conviene escoger el mandala que realmente nos apetezca colorear en cada momento. Da igual si ya lo hemos coloreado en el pasado, o incluso si llevamos varios días seguidos coloreando el mismo mandala. Si realmente nos apetece hacer ese mandala y no otro por algo será. Seguramente nos daremos cuenta de que, en estados de ánimo similares, tendemos a escoger mandalas parecidos y a colorearlos de una manera parecida.

2. El lugar y el momento adecuados.
Conviene escoger un sitio tranquilo, donde no vayamos a ser molestados, y también escoger un momento del día en el que sepamos que podremos finalizar nuestra tarea sin interrupciones. Si bien no es obligatorio acabar el mandala de una sentada, sí que es recomendable hacerlo así. También conviene que escojamos un lugar donde nos sintamos cómodos y estemos a gusto. Podemos poner música pero no es recomendable tener la televisión o la radio encendidas. No es lo mismo escoger una música que esté en consonancia con nuestro estado de ánimo que tener que absorber lo que se emita en la tele o en la radio.

3. Llevar un registro.
También es conveniente tener un cuaderno o una carpeta en el que llevemos un registro de los mandalas. Podemos, por ejemplo, numerar los mandalas por detrás y luego, en ese cuaderno anotar el número, la fecha en que lo hemos coloreado, y las cosas que hemos pensado y sentido antes, durante y después de acabarlo. También podemos dejar un espacio en blanco para hacer anotaciones posteriores.

4. Elección de técnica.
Yo recomendaría, al menos para empezar, que se utilizaran técnicas con las que uno estuviera familiarizado y se sintiera cómodo. Siempre tendremos tiempo de incorporar nuevas técnicas y de experimentar. Otra vez, lo mejor es hacer lo que nos pida el cuerpo.

5. Elección de los colores.
Alguna gente se plantea de antemano qué colores quiere utilizar. Sin embargo, yo recomiendo dejarse llevar en cada momento y escoger los colores uno a uno. Planificar los colores a lo mejor resulta en un mandala más armonioso a nivel visual, pero ese no es el objetivo del mandala. El objetivo es expresar lo que llevamos dentro y, de la misma manera que al hablar de un tema podemos sentirnos arrastrados hacia otro tema, el hecho de usar un color puede hacer que sintamos la necesidad de usar otro. Decidir los colores de antemano resta espontaneidad y expresividad al mandala. No pasa nada si siempre escogemos los mismos colores, seguro que con el tiempo iremos evolucionando y sentiremos la necesidad de incluir otros colores en nuestro trabajo. De todas maneras, si estamos coloreando mandalas para Feng Shui, sí que vamos a tener que decidir los colores de antemano para ajustarnos a los elementos que queramos representar. En ese caso el objetivo es totalmente diferente al que tenemos cuando coloreamos mandalas como forma de terapia personal.

6. Simbología de colores y formas.
Se ha dicho mucho en cuanto a la simbología de los colores y hay mucha información en la red. Lo único que yo quiero añadir, porque me parece muy importante, es que seguramente lo mejor que podemos hacer es olvidarnos de ella, al menos de entrada. Lo que quiero decir es que, además de la simbología y el significado que tienen los colores en sí mismos, cada uno de nosotros le damos un significado a cada color, y cada color provoca en nosotros sensaciones y emociones diferentes. A la hora de usar el color como terapia, ese significado personal es seguramente el que más peso tiene.
En cuanto a la simbología de las formas, algo que tendría más peso si en lugar de colorear construyéramos nuestros mandalas, pasa lo mismo. Lo importante es poner los elementos que nosotros queramos poner, sin tener en cuenta lo que se supone que significa cada uno.

7. Intentar acabar lo que se empieza.
A veces podemos sentirnos incómodos al colorear un mandala. Es recomendable intentar acabar lo que se empieza, pero solo nosotros podemos evaluar hasta qué punto nos sentimos incómodos con lo que estamos haciendo. Evidentemente, si colorear un mandala determinado nos produce mucho estrés, lo mejor será parar y escoger otro, o parar y dejarlo para otro día. Si bien es posible seguir con el mandala en otro momento, yo recomendaría guardarlo inacabado durante un tiempo y, solo después, decidir si merece la pena seguir, o empezar de nuevo con el diseño totalmente en blanco.

8. No estamos haciendo una obra de arte, estamos sacando lo que llevamos dentro.
Tengamos esto siempre presente. Algunas veces tenderemos a no usar determinadas combinaciones de colores, o a no mezclar técnicas, o a hacer o dejar de hacer cosas por cuestiones artísticas. No estamos creando una obra de arte, lo que queremos es expresarnos, así que todo vale. Podemos mezclar técnicas, podemos usar collage en un trozo de mandala y acuarelas en el siguiente. Podemos mezclar colores que supuestamente no combinan bien. Nosotros decidimos.

9. Dejar reposar lo que se termina.
Antes he dicho que puede ser útil volver sobre lo que ya se ha hecho, observar el mandala terminado y anotar más cosas, pero no hay que abusar. Tenemos que aprender también a pasar página y volver sobre las cosas solo cuando sea necesario.

10. Aceptar los resultados.
A nivel estético unos mandalas podrán gustarnos menos y otros más que otros, pero todos valen, todos forman parte de nosotros y son la representación de un momento concreto en nuestra evolución personal.

11. Ser uno mismo.
Este consejo es el que resume todos los anteriores y es el más importante. Lo primordial es hacer lo que uno quiera hacer, como y cuando se quiera hacer, sin tener en cuenta ni hacer caso de las influencias externas. Al colorear un mandala estamos trabajando por y para nosotros mismos. No tenemos la obligación de explicar lo que hacemos ni de compartir nuestro trabajo con nadie. Podemos enseñar en mandala si nos apetece, pero no estamos obligados a explicar por qué hemos escogido un diseño y unos colores determinados, ni tampoco estamos obligados a explicar lo que sentíamos durante todo el proceso.

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