Amor incondicional

Debe ser que amar incondicionalmente se volvió difícil desde que muchas personas dejaron de amar incondicionalmente y dieron lugar a hogares en dónde este valor familiar no fue parte intrínseca de todos los integrantes. No obstante el concepto de amor incondicional abarca desde los padres a sus hijos y de ahí existe un amor recíproco de los hijos a sus padres un vínculo de respeto total y admiración por el ser que te dio la vida.
Cómo en desarrollo personal, el desarrollo social se ve impedido cuando existen familias disfuncionales desde allí que sea tan importante este valor familiar como modelo ordenador de una coherencia que tiene que ver con el sentido de pertenencia e identidad.

Provengo de un hogar en dónde sólo mi padre mantuvo íntegro este valor de vinculación que es el amor incondicional; te acepto y te amo tal y como eres de allí que tú me ames a mí tal y como soy.

Por tanto tuve que trabajar arduamente por compensar el vacío de un hogar disfuncional en dónde la relación amorosa entre padre y madre no existió por tanto tampoco hacia mi persona por descuido de ambos ya que se centraba el eje en un constante desgaste de conflicto emocional de ambos cíclicamente teniéndome a mí solo como pretexto para su eterno drama nada constructivo.

Con los años en mentalidad y luego en desiciones me vi forzada a estar por mi cuenta para sobrevivir, estuve en terapia psicológica y resolví tener metas de vida para salir adelante, cómo se dice. Así trabajé, entré en la universidad, me independicé.

La mochila emocional siempre estuvo presente como un lastre de toda esa experiencia tan poco amorosa y compasiva que fue mi infancia, mi adolescencia. Cómo la película "Matilda" lo recrea hice esfuerzos surrealistas para mantenerme altruista y positiva, de lo que no me di cuenta es que siempre estuve allí amándote, cuidándome, me sentía muy sola y no siempre tomé buenas desiciones de trabajo, compañía, estudios, era todo forzoso y agotador, asumí el peso de saber que estaba sola pero no consideré mi amor propio todas las veces que fuera necesario y como lo más importante, de haberlo hecho me hubiera evitado más sufrimiento innecesario y hubiera podido aprovechar mejor las oportunidades, los momentos, los aprendizajes, los recursos.

Por el contrario siempre tenía un enemigo en mi cabeza saboteando todo porque no era lo suficientemente buena, apta, inteligente, bonita, me veía a mí misma con todo aquello que me habían quitado en la niñez en la adolescencia que era mi dignidad humana, mi amor propio y qué tal? Era justamente apta, buena, de sobra suficiente, bonita. Osea todo lo contrario, estaba allí dando todo de mí, siendo auténtica, honesta, responsable, era inteligente, tenía buena salud, no mentía, no engañaba, no me vendía, no juzgaba, era agradecida. Qué tal que lo hubiera sabido.

Cuando dentro de mi proceso, ya siendo madre y casada, viviendo en otro país con una carrera profesional, me doy cuenta al fin de que esas voces saboteadores era el vínculo disfuncional con mi madre de amor incondicional que nunca existió. Pero cómo lo descubrí?, a parte del dolor, siendo madre.

Porque hasta el punto en el cuál tú dices es que yo no soy así con mis hijos o yo nunca sería capaz de pasar por encima de este valor familiar del amor incondicional para juzgar a un hijo o hacerle daño, manipular, allí fue donde me encontré frente a frente con el denominado"Trastorno Narcisistas" pude estudiarlo,leer varios libros entre ellos destaco "Mujeres que aman demasiado", "Mi mamá no me Mima", nuevamente terapia psicológica, esta vez medicación y tratamiento con psiquiatra, para tener las fuerzas necesarias y superar realmente toda la experiencia y experiencias humanas derivadas de el abuso Narcisista del cuál nunca si quiera me dí cuenta era víctima porque mi valor familiar hacia mi madre era de amor incondicional.

Entonces, persona joven, lector, esto no es solamente un punto es todo el punto, lo que hace la diferencia entre un hogar roto, un hogar robusto. De igual forma somos cada uno los que decidimos lo mejor que podemos con las herramientas que nos da la vida. Cada persona elige siempre en abundancia y estabilidad, en pobreza y precariedad, qué hacer con su vida.

No se trata de lo que me dan o no me dieron, de niveles en dónde uno es víctima y otro agresor, se trata de salir de allí y vivir en paz de la mejor forma posible y digna.

Estuve siempre dispuesta a ayudar a todos mis amigos, no juzgué nada pero de mi lado había un corazón roto en mil pedazos.

Extraño mucho a mi padre quién padecía bipolaridad y depresión pero creo que descansó de una larga experiencia de vida arbitraria llena de conflictos y autoaflixión, creo ser una de las pocas personas que le dio palabras de afecto sincero y lo comprendió porque a pesar de todo lo que padecía en su mente trataba de sentirse bien y no actuar mal, controlarse, evitar las desgracias. Había más que mil mundos esperándolo en dónde su se podía ser amado, aceptado y ser feliz, solo no en esta vida. Veo en mis hijos su alegría innata, en mi esposo el valor del amor incondicional en mi vida.

Muchas personas sueñan con tener éxito y posesiones materiales yo solo he querido y tengo una vida en paz, tengo amor incondicional sólo ahora comprendo perfectamente qué hacer con él y a dónde destinarlo, me hubiera gustado darme cuenta de esto a los 16 años como una rotunda verdad para toda la vida de amor propio incondicional, de todas formas no me arrepiento, sé que todas las experiencias y expectativas debían juntarse en algún momento para hacer realidad algo que nadie puede quitarte y que siempre estuvo presente.





Entradas populares de este blog

Resonancia vibracional segunda parte

Qué es la amistad verdadera

Mandalas, cómo hacer un Mandala.